Esta mañana desde mi habitación en Londres pienso en la habitación propia de Virginia Woolf y quiero pensar que hoy la comparto con ella y miro desde su ventana.
Leer “Una habitación propia” libera, pero no de una forma mística o individual.
Ni tampoco libera egoístamente como pensamos los hombres en nuestra inmadurez permanente; desde ese “hombriguismo” del que habla mi apreciado Miguel Lorente.
Libera al pensar a la mujer libre, al pensarla y respetarla como igual.
Libera.
Y sobre todo libera saberla libre a si misma. Libera ver que su libertad no dependerá de como la veamos los hombres.
Eso libera.
Pero hoy estoy aquí, asomado a esa habitación en construcción que comparto con Ms Woolf en espíritu y pienso mucho en Lila, la mujer libre que me hace Ser.
Por eso, mujeres y hombres libres, desde esta habitación en Londres, de todo corazón, os invito a hacer click en esta bella y libre imagen de Ms Woolf y entrar en nuestra habitación propia.
Y en Londres pienso en la hermana invisible de Shakespeare, que tenemos que recuperar.
“…..Porque yo creo que si vivimos aproximadamente
otro siglo —me refiero a la vida común, que es la vida verdadera, no a las
pequeñas vidas separadas que vivimos como individuos— y si cada una de
nosotras tiene quinientas libras al año y una habitación propia; si nos hemos
acostumbrado a la libertad y tenemos el valor de escribir exactamente lo que
pensamos; si nos evadimos un poco de la sala de estar común y vemos a los
seres humanos no siempre desde el punto de vista de su relación entre ellos,
sino de su relación con la realidad; si además vemos el cielo, y los árboles, o lo
que sea, en sí mismos; si tratamos de ver más allá del coco de Milton, porque
ningún humano debería limitar su visión; si nos enfrentamos con el hecho,
porque es un hecho, de que no tenemos ningún brazo al que aferrarnos, sino
que estamos solas, y de que estamos relacionadas con el mundo de la realidad y
no sólo con el mundo de los hombres y las mujeres entonces, llegará la
oportunidad y la poetisa muerta que fue la hermana de Shakespeare recobrará
el cuerpo del que tan a menudo se ha despojado.
Extrayendo su vida de las
vidas de las desconocidas que fueron sus antepasadas, como su hermano hizo
antes que ella, nacerá.
En cuanto a que venga si nosotras no nos preparamos, no
nos esforzamos, si no estamos decididas a que, cuando haya vuelto a nacer,
pueda vivir y escribir su poesía, esto no lo podemos esperar, porque es
imposible.
Pero yo sostengo que vendrá si trabajamos por ella, y que hacer este
trabajo, aun en la pobreza y la oscuridad, merece la pena.”
–Párrafo final de “Una habitación propia” de Virginia Woolf